martes, 10 de mayo de 2016

El viento sobre el agua, de Santos Domínguez



Pintan las cicatrices la historia de los árboles.

Más que sus espirales o sus altos ramajes,
son noches las que suman corteza a sus anillos,
nubes negras que un día harán crecer sus ramas.

Entra lenta la noche por la copa del árbol
y asciende por la savia el agua de los sueños 
hacia otra luz más alta,
al corazón profundo de la sombra.

No en sus ramas más altas, ni en su diámetro oscuro:
la historia de los árboles está en sus cicatrices.