El comandante le cortó la frase, Parece que no oíste que estoy aquí en nombre del rey, no soy yo quien te está pidiendo prestada una yunta de bueyes durante unos días, sino su alteza el rey de portugal, Lo oí, mi señor, lo oí, pero mi amo, No está, ya lo sé, pero está su capataz que conoce sus deberes para con la patria, La patria, señor, Nunca la viste, preguntó el comandante lanzándose en un rapto lírico, ves aquellas nubes que no saben adónde van, ellas son la patria, ves el sol que unas veces está y otras no, él es la patria, ves aquella línea de árboles desde donde, con los pantalones bajados, vi la aldea esta madrugada, ella es la patria, por tanto no puedes negarte ni oponer dificultades a mi misión, Si vuestra señoría lo dice, Te doy mi palabra de oficial de caballería, y ahora basta de conversaciones, vamos al establo a ver los bueyes que ahí tienes.
Imagina una palabra, e imagina un millón. Flotan, y vuelan... Imagina una sensación, mientras sueñas, mientras lees. "Quien nunca haya llorado abierta o disimuladamente lágrimas amargas, porque una historia maravillosa acaba y había que decir adiós a personajes con los que había corrido tantas aventuras, a los que quería y admiraba,`por los que había temido y rezado, y sin cuya compañía la vida le parecería vacía y sin sentido..."
lunes, 5 de noviembre de 2012
JOSÉ SARAMAGO, El Viaje del Elefante
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