"Muchas veces se ha dicho que la vida humana no es más que un sueño, y no puedo desechar de mí esta idea. Cuando considero los estrechos límites en que están encerradas las facultades intelectuales del hombre; cuando veo que la meta de nuestros esfuerzos estriba en satisfacer nuestras necesidades, que éstas sólo tienden a prolongar una existencia efímera y que toda la tranquilidad sobre ciertos puntos de nuestras investigaciones no es otra cosa que una resignación meditabunda, ya que nos entretenemos en bosquejar deslumbradoras perspectivas y figuras abigarradas en los muros que nos aprisionan..."
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