"Que buen idioma el mío, qué buena lengua heredamos de los conquistadores torvos..Éstos andaban a zancadas por las tremendas cordilleras, por las Américas encrespadas buscando patatas, butifarras, frijolitos, tabaco negro, oro, maíz, huevos fritos, con aquel apetito voraz que nunca más se ha visto en el mundo...Todo se lo tragaban, con religiones, pirámides, tribus, idolatrías iguales a las que ellos traían en sus grandes bolsas...Por donde pasaban quedaba arrasada la tierra...Pero a los bárbaros se les caían de las botas, de las barbas, de los yelmos, de las herraduras, como piedrecitas las palabras luminosas que se quedaron aquí resplandecientes...el idioma. Salimos perdiendo...Salimos ganando...Se llevaron el oro y nos dejaron el oro...Se lo llevaron todo y nos dejaron todo...Nos dejaron las palabras.
"Confieso que he vivido"
Pablo Neruda
"Confieso que he vivido"
Pablo Neruda
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LA POESÍA, Confieso que he vivido. (Memorias Pablo Neruda)
...Cuánta obra de arte... Ya no caben en el mundo... Hay que colgarlas fuera de las habitaciones ...
Cuánto libro... Cuánto librito... Quién es capaz de leerlos? ... Si fueran comestibles... Si en una ola de gran
apetito los hiciéramos ensalada, los picáramos, los aliñáramos... Ya no se puede más... Nos tienen hasta la
coronilla... Se ahoga el mundo en la marea... Reverdy me decía: "Avisé al correo que no me los mandara.
No podía abrirlos. No tenía sitio. Trepaban por los muros, temí una catástrofe, se desplomarían sobre mi
cabeza"... Todos conocen a Eliot... Antes de ser pintor, de dirigir teatros, de escribir luminosas críticas, leía
mis versos... Yo me sentía halagado... Nadie los comprendía mejor... Hasta que un día comenzó a leerme
los suyos y yo, egoísticamente, corrí protestando: "No me los lea, no me los lea"... Me encerré en el baño,
pero Eliot, a través de la puerta, me los leía... Me sentí muy triste... El poeta Frazer, de Escocia, estaba
presente... Me increpó: "Por qué tratas así a Eliot?"... Le respondí: "No quiero perder mi lector. Lo he
cultivado. Ha conocido hasta las arrugas de mi poesía... Tiene tanto talento... Puede hacer cuadros... Puede
escribir ensayos... Pero quiero guardar este lector, conservarlo, regarlo como planta exótica... Tú me
comprendes, Frazer"... Porque la verdad, si esto sigue, los poetas publicarán sólo para otros poetas ... Cada
uno sacará su plaquette y la meterá en el bolsillo del otro ... su poema... y lo dejará en el plato del otro...
Quevedo lo dejó un día bajo la servilleta de un rey... eso sí valía la pena... O a pleno sol, la poesía en una
plaza... O que los libros se desgasten, se despedacen en los dedos de la humana multitud... Pero esta
publicación de poeta a poeta no me tienta, no me provoca, no me incita sino a emboscarme en la
naturaleza, frente a una roca y a una ola, lejos de las editoriales, del papel impreso... La poesía ha perdido
su vínculo con el lejano lector... Tiene que recobrarlo... Tiene que caminar en la oscuridad y encontrarse con
el corazón del hombre, con los ojos de la mujer, con los desconocidos de las calles, de los que a cierta hora
crepuscular, o en plena noche estrellada, necesitan aunque sea no más que un solo verso... Esa visita a lo
imprevisto vale todo lo andado, todo lo leído, todo lo aprendido... Hay que perderse entre los que no
conocemos para que de pronto recojan lo nuestro de la calle, de la arena, de las hojas caídas mil años en el
mismo bosque... y tomen tiernamente ese objeto que hicimos nosotros... Sólo entonces seremos
verdaderamente poetas... En ese objeto vivirá la poesía...
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