¡Ese día, ese día
en que la muerte - ¡negras olas! – ya no me corteje
- y yo sonría ya, sin fin, a todo! [...]
Imagina una palabra, e imagina un millón. Flotan, y vuelan... Imagina una sensación, mientras sueñas, mientras lees. "Quien nunca haya llorado abierta o disimuladamente lágrimas amargas, porque una historia maravillosa acaba y había que decir adiós a personajes con los que había corrido tantas aventuras, a los que quería y admiraba,`por los que había temido y rezado, y sin cuya compañía la vida le parecería vacía y sin sentido..."
viernes, 28 de octubre de 2011
JUAN RAMÓN JIMÉNEZ
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